sábado, 29 de noviembre de 2008

Bendito sea el día...

Benedetto sia ‘l giorno, e ‘l mese, e l’anno,
e la stagione, e ‘l tempo, e l’ora, e ‘l punto,
e ‘l bel paese, e ‘l loco ov’io fui giunto
da’ duo begli occhi, che legato m’hanno;

e benedetto il primo dolce affanno
ch’i’ ebbiad esser con Amor congiunto,
e l’arco, e le saette ond’i’ fui punto,
e le piaghe che ‘n fin al cor mi vanno.

Benedette le voci tante ch’io
chiamando il nome de mia donna ho sparte,
e i sospiri, e le lagrime, e ‘l desio;

e benedette sian tutte le carte
ov’io fama l’acquisto, e ‘l pensier mio,
ch’è sol di lei, sì ch’altra non v’ha parte.

Francesco Petrarca (Canto LXI)

Bendito sea el año, el punto el día,
la estación, el mes, la hora,
y el país en el cual su encantadora
mirada encadenóse al alma mía.

Bendita la dulcísima porfía
de entregarme a ese amor que en mi alma mora,
y el arco y las saetas del que ahora
las llagas siento abiertas todavía.

Benditas las palabras con que canto
el nombre de mi amada; y mi tormento,
mis ansias, mis suspiros y mi llanto.

Y benditos mis versos y mi arte,
pues la ensalzan y, en fin, mi pensamiento,
puesto que Ella, tan sólo, lo comparte.

Petrarca escribió este soneto en honor a su amada Laura de Noves y cinco siglos después Franz liszt le pondría música en su obra "Tre Sonetti di Petrarca" num. 2, donde también incluyó los cantos CXXIV "Pace Non Trovo" y CLVI "I' vidi in terra angelici costumi".
No creo que exista versión más hermosa que ésta de Pavarotti.

martes, 4 de noviembre de 2008


"Sí, mal vestido y triste siempre iba el poeta de las Soledades, con aire siempre de venir de provincia, de la Soria fría castellana donde conoció a su esposa y la perdió...
Sí, era dejado y triste este noble poeta. Pero su dejadez, su abandono exterior, le venía del alma desnuda, espíritu olvidado de su cuerpo, a quien lo conformaba con el atuendo más humilde. Su tristeza no era la literaria de cierta poesía, contemporánea suya, a la que nunca cuadró mejor el título de "modernista".
Era tristeza de fuerte varón, de hombre sufrido, socavado en lo hondo de las raíces. Tristeza de árbol alto y escueto, con voz de aire pasada por la sombra. "
De mi querido paisano Rafael Alberti y regalado por la volvoreta.
Un afectuoso recuerdo a mi colega de profesión; Don Antonio.