jueves, 16 de abril de 2009

FELICIDADES, HERMANO

La primera vez que escuché el Passacaglia de Bach fue aquel día en que Weto me dijo,
-"He compuesto algo sencillito. Escúchalo. Te va a gustar...".
Los ojos se me salieron de las órbitas cuando empecé a escucharlo.
Weto, riendo, me decía,
-"Gordirremoflis, con qué ojos me miras que puedes creer que esta maravilla es mía...¡¡ES DE BACH!!".
Comprendí al instante que Anna Magdalena se prendara de Johann Sebastian con sólo escuchar los primeros compases de esta obra...¡Cómo sería escuchar a Bach, en su juventud ,interpretando el Passacaglia en el órgano de Santo Tomás!.
Poco después, en Tenerife, sería mi hermano Matías quien me mostrara la orquestación que Stokowski hizo de esta obra, para la Orquesta de Philadelphia.Su puesta en escena siempre era fantástica.
No pasaban dos segundos desde que colocaba el cd y ya tomaba posición en el inexistente atril, para dirigir esa grandiosa orquesta imaginaria que llenaba el saloncito de su casa.
Él vibraba con "la mejor sección de cuerda del mundo" y todo eran aspavientos, mientras yo le animaba entre risas,-"Eres mejor que Karajan".
La segunda parte del concierto solía ser la sinfonía "Jupiter" de Mozart. Matías, bongós en mano, confeccionaba un "continuum" inusitado que me retumbaba dentro y hacía bailar al "ritmillo" de Mozart a todo bicho escuchante en diez millas a la redonda.
Ayer, en una conversación con un amigo, mencioné a Primo Lèvi.
Tú me lo enseñaste. Como a Russell, Böhl, Pèrec, Hesse,...
Estás en tantos recuerdos y en tanta satisfacción, tanta belleza...Te deseo toda la felicidad posible e imposible, en tu cumpleaños y en todos esos días que no podré vivir a tu lado.
Felicidades, hermano.