martes, 19 de agosto de 2008

En el principio estaba Bach, el único.


Allá por el año 1978 emitían en TVE un programa llamado "Parlamento". Creo recordar que lo veía los sábados por la mañana después de la sesión infantil. El espacio trataba sobre el Congreso y el Senado y sus novedades, reservando un espacio final para presentar a un senador o un congresista en su vida cotidiana. La temática del programa en cuestión no parecía especialmente atractiva para los infantes que veían truncada la sesión matinal con las imágenes de tan serios señores en sus serios quehaceres, pero ese programa tenía algo maravilloso, la música de cabecera.


Todos los sábados esperaba con ansia escuchar esa música, para mi totalmente desconocida. Durante años me mantuve expectante ante cualquier noticia que pudiera conseguir sobre esa pieza musical o su autor, hasta que dos años después, de pura casualidad en el colegio, escuché un fragmento de unos segundos de esta pieza que pude identificar inmediatamente. Mi profesora de música, no muy docta en la materia, sólo pudo decirme que era de Bach.


Con los ahorros de mi cumpleaños fui, acompañada por dos amigas, a la única tienda de música clásica que había en mi ciudad en aquella época (ahora creo que no hay ninguna), y como pude, expliqué al encargado lo poco que sabía de la pieza musical que estaba buscando. Me preguntó con muchísima paciencia sobre su duración, si era una pieza vocal o instrumental, si predominaba algún instrumento... Entonces escogió un disco y fue pinchando una a una todas las piezas del vinilo. Tras un sinfín de pruebas la encontré. Era la Badinerie de la Obertura-Suite orquestal número 2 de Johann Sebastian Bach y llegado este punto me dio una risa floja que me saltaba las lágrimas. El disco, de la casa Supraphon con el director Milan Munclinger al frente de Ars Rediviva, me costó setecientas pesetas, y lo cargué hasta mi casa como la joya que era. Lo puse tantas veces que mis hermanos e incluso mi padre en cuanto terminaba una pieza ya silbaban el comienzo de la siguiente. Asumo el mérito de haberles implantado en el cerebro de por vida la suite orquestal nº 2 de Bach, aunque hasta el momento no me lo han agradecido.


Han pasado muchos años pero el divino Bach se muestra imponente como el primer día, en todas sus obras grandiosas y en estas pequeñas maravillas.


Gracias por mi Badinerie. Gracias, Bach

7 comentarios:

Weto dijo...

Gracias por tomarte el trabajo de buscar el vinilo (Dorada con el retrato de Dios Padre).
No sólo te hiciste feliz a ti.
Mil besillos.

Butterfly dijo...

Tú lo viviste igual que yo, mi Weto, lindo.
Por una vez pude darte lo que después, en tantas ocasiones, me diste tú. Pero creo que el descubrimiento de Bach sólo lo apreciamos en su magnitud tú y yo, aunque con nosotros ya era y es más que suficiente.

Y esto me recuerda algo que merece una entrada independiente...en tu honor!!!

Mil besos alados

Unknown dijo...

Si tuviera que elegir una obra de Bach, lo tendría francamente difícil. Estoy entre los conciertos de Brandenburgo, las tocatas, fugas, preludios, fantasías varias o, simplemente me quedo con todo. A mi me pasó algo parecido con la Romanza del concertino para guitarra y orquesta de Bacarisse. Es una obra conocida que ha sido también sintonía de cabecera de algún que otro programa de tv. Jamás conseguía saber de quién se trataba. Bien, pues buscando una obra de juventud de Beethoven que había escuchado en rne, los famosos clásicos populares, descubrí que estaba en la ed. 30 aniversario del programa. Un cd, vamos. Lo conseguí, y la obra de Beethoven no era, pero ahí estaba el tema tan buscado durante años, ¿casualidad o causalidad? Últimamente se llama sincronicidad, creo.
Besos

Butterfly dijo...

Cuántas veces nos hemos visto en la misma situación que tú, Jose, cuando buscabas la romanza de Bacarisse!!
Yo no la recuerdo como sintonía de ningún programa pero sí como fondo en un anuncio contra los incendios forestales, hace ya bastantes años.
¡¡Qué flujo de endorfinas nos sube al flequillo cuando encontramos la pieza tan buscada!! Pocas alegrías existen para mi tan intensas como ésta.

Weto...qué bien recuerdo tu expresión al escuchar juntos el "Eternal source of light divine", meses después de tu llegada de EEUU...¡¡Me costó encontrarlo, pero qué maravilla!!

Besos monódicos (pero no menos melódicos).

Weto dijo...

Me hiciste un hombre feliz sobre la tierra, (para variar jojojo).
Parece mentira.
Pero así fue.
Aún sigo cantándolo por los cerros (con voz de contratenor) aprovechando que sólo me escuchan mis perros.
Por cierto, que...
como ya te digo en el comentario, los músicos acaban en la monodía con el tiempo.
3002 besos monódicos (la polifonía llega a jartar`).

Weto dijo...

Weto está de vacaciones y desvelado.
Peligro...
Sólo, antes de acostarme, quiero recordar un gran alegría que me diste; adivina adivinanza:

Fraide on batet jakin zuen
nola andre bat gaixorik zen
eta senarra Montpellierren.
Kyrie, kyrie,
eta senarra Montpellierren
"a la maison"
Kyrie eleison.

Gracias.

Butterfly dijo...

¡¡¡Oskorri!!!

:D