domingo, 14 de junio de 2009

La alegría de la Música (o "este piano se toca solo")

Tañedor de laud. Caravaggio
Museo del Hermitage (San Petersburgo)

Hace muchos años que mis hermanos y yo nos reuníamos en un pequeño cuarto después de la comida para ver en la tele un programa divulgativo sobre música (no me gusta el término "clásica", que sólo abarca una corta etapa de su historia, y prefiero Música culta por cultivada e investigada, aunque no hay términos para lo indescriptible).

Acostumbrados como estábamos al estirado Karajan y a los músicos impecables - como para marcar la diferencia con esos desarrapados como Miles Davis o Chik Corea -, nos quedamos cuatro niños boquiabiertos (demasiada casualidad eso de cuatro niños boquiabiertos de una vez), cuando conocimos al Maestro Friedrich Gulda. Fallecido en el año 2.000 he de reconocer que tres meses después al enterarme lloré como un imbécil sin que me viera nadie.

Vienés con todo lo que eso conlleva. Heredero legítimo de una inmensa herencia cultural. Forjado desde niño en nuestros conservatorios europeos decidió un día (en plena triste postguerra europea) que la Música era algo más serio de lo que parece.

Colgó la corbata y se puso un gorrito que en diferentes formas y colores nunca abandonó. Era el gorrito de Friedrich. Decidió tocar lo que le apeteciera y en sus conciertos (odiaba esa palabra) no había ni libreto ni programa alguno, pero...yo humildemente no he escuchado mejores versiones de las cuatro baladas de Chopin ni mejor y más dulce interpretación de los Impromptus de Schubert que las suyas.

A Bach lo tocaba impecable porque es la única manera de hacerlo.
La alegría de la Música es la Música misma; alegría para hacer una bagatela al estilo inglés isabelino con dos cadencias maravillosas - para entrar y salir en un tema aprendido por ese gran y abierto aprendedor - de su amigo-hermano Chik Corea con intervalos de Charlie Parker.

El que escribe este pequeño agradecimiento póstumo le debe a él un actual amor a Schubert, antes impensable, enormemente gratificante. Le debe una a visión del arte como un todo en el que no caben ni medias tintas ni mojigaterías.

Nunca conocí a este hombre en persona pero sí algo de su obra y sobre todo una nueva forma de acercarse al hecho artístico.
Muchas veces los músicos pensamos con pena y piedad en los que no lo son (demasiadas, pero... es que se pasa tan bien...).

Con el permiso debido de la Volvoreta quiero dedicar esta entrada a mi amiga Margarita Fuentes que, como sé que es música, me entenderá.
Weto.

7 comentarios:

~ R ~ dijo...

Hasta los curtidos soldados de Flandes tenemos corazón, y adoramos las artes que elevan los sentidos y nos permiten evadirnos, por un momento, de este maldito infierno helado y oscuro, dejado de la mano de Dios,... Amo, como sabe Vuestra Merced, la literatura de nuestro siglo de oro,... amo la música de esa misma epoca,... y amo el desparpajo musical de este hombre,... felicidades,... magnífica entrada.

Expresiones tañedoras de laud varias.

Weto dijo...

Gracias mi Capitán.
Vuestro sargento dijo que Breda caía y cayó
Pero el precio...
En fin. Caudal de pobres soldados...
Afecciones musicales varias mi Capitán.

Butterfly dijo...

Preciosa entrada, Weto.
Años más tarde, en canal Mezzo, vi un reportaje sobre Gulda, llamado "Gulda non stop" en el que tocaba esta piececilla y ¡cuanto me gustó! Me pasó algo similar cuando vi aquel documental sobre Menuhin, que te pude grabar, ¿recuerdas?

¡Quién pudiera pillar ese clavecín!

Muchísimos besinhos alados.

Marga dijo...

Gracias, Weto, por dedicarme esta mágica entrada. Extraordinario, Goulda, en el clavecín.
Entiendo tu pena por los que no son músicos. Es un mundo que abre los sentimientos, ilumina el espíritu y hasta se llega a tocar la locura. A veces, de tanto absorber las creaciones (y neuras) de los grandes genios de la música culta, hay que recurrir a unas cuantas sesiones de musicoterapia - con instrumentos desafinados, disonantes - para volver a pisar tierra firme. Aún así, vale la pena sumergirse en éste, nuestro apasionante mundo.
Gracias nuevamente por recordarme en este post.
Besos y abrazos para tí, "la Volvoreta" y el Capitán.

Marga dijo...

Corrijo: Gulda

Butterfly dijo...

Querida Marga, nuestro Weto está acostumbrado a pisar tierra firme.

No en vano ha tenido que soportarme cantando durante demasiados años :D en un inclemente tratamiento de "musicoterapia" casera.

Gracias por escribirnos.

Y...¿cuándo regresas???
Te echamos mucho de menos.

Besos hermosos y volantes

Josefk dijo...

Ay que poco cuidas tu jardín... están creciendo malas hierbas...