Henry Miller publicó en 1952 "Los libros en mi vida".
En esta obra se encuentra todo lo fundamental. La considero la mejor guía de literatura que se haya fabricado hasta el momento, la visión más real, la visión más emocional, la crítica certera.
Son muchos los libros comentados por el autor, pero hoy quiero compartir con vosotros su impresión sobre otro de mis libros favoritos, "Cartas a Theo" de Vincent van Gogh.
"El factor más importante en la apreciación de cualquier arte es la práctica de ese arte. Están la maravilla y la embriaguez del niño cuando encuentra por primera vez el mundo de los libros; están el éxtasis y decepción de la juventud cuando descubre a sus “propios” autores; pero más que todo esto, porque combinadas con ellas hay otros elementos más permanentes y turbadores, están las percepciones y reflexiones de un ser maduro que ha dedicado su vida a la labor de la creación.
Leyendo las cartas de Van Gogh a su hermano, nos llama la atención la vasta meditación, análisis, comparación, adoración y crítica que hiciera en el curso de su breve y frenética carrera como pintor. Esto no es infrecuente entre los pintores, pero en Van Gogh adquiere proporciones heroicas. Van Gogh no solamente miraba la naturaleza, la gente y los objetos, sino también los lienzos de otros, estudiando sus métodos, técnicas, estilos y enfoques. Reflexionaba larga e intensamente sobre lo que observaba, y estos pensamientos y observaciones penetraban en su trabajo. No fue otra cosa que un primitivo o un “fauve”. Como Rimbaud, estaba a punto de ser “un místico en estado salvaje”.
No por accidente en absoluto elijo un pintor y no un escritor para ilustrar lo que digo. Sucede que Van Gogh, sin haber tenido ninguna pretensión literaria, escribió uno de los más grandes libros de nuestro tiempo, y sin saber que estaba escribiendo un libro. Su vida, según la apreciamos en sus cartas, es más reveladora, más conmovedora, más obra de arte, diría, que la mayoría de las famosas autobiografías o novelas autobiográficas. Nos habla sin reservas de sus luchas y pesares, sin ocultarnos nada. Despliega su raro conocimiento del oficio del pintor, aunque es aclamado más por su pasión y su visión que por su conocimiento del medio. Su vida, donde expone con claridad el valor y el significado de la dedicación, es una lección para todos los tiempos.
Van Gogh es simultáneamente —¡qué pocos son los hombres de los cuales podemos decir esto!— el humilde discípulo, el estudiante, el amante, el hermano de todos los hombres, el crítico, el analista y el hacedor de buenas acciones. Puede que haya sido un obseso o un poseído, pero no era un fanático que trabajaba en la oscuridad. Poseyó, ante todo, esa rara facultad de ser capaz de criticar y juzgar su propia obra. Demostró, en efecto, ser mucho mejor crítico y juez que aquellos cuya ocupación es lamentablemente criticar, juzgar y condenar."
Boomp3.com
Leyendo las cartas de Van Gogh a su hermano, nos llama la atención la vasta meditación, análisis, comparación, adoración y crítica que hiciera en el curso de su breve y frenética carrera como pintor. Esto no es infrecuente entre los pintores, pero en Van Gogh adquiere proporciones heroicas. Van Gogh no solamente miraba la naturaleza, la gente y los objetos, sino también los lienzos de otros, estudiando sus métodos, técnicas, estilos y enfoques. Reflexionaba larga e intensamente sobre lo que observaba, y estos pensamientos y observaciones penetraban en su trabajo. No fue otra cosa que un primitivo o un “fauve”. Como Rimbaud, estaba a punto de ser “un místico en estado salvaje”.
No por accidente en absoluto elijo un pintor y no un escritor para ilustrar lo que digo. Sucede que Van Gogh, sin haber tenido ninguna pretensión literaria, escribió uno de los más grandes libros de nuestro tiempo, y sin saber que estaba escribiendo un libro. Su vida, según la apreciamos en sus cartas, es más reveladora, más conmovedora, más obra de arte, diría, que la mayoría de las famosas autobiografías o novelas autobiográficas. Nos habla sin reservas de sus luchas y pesares, sin ocultarnos nada. Despliega su raro conocimiento del oficio del pintor, aunque es aclamado más por su pasión y su visión que por su conocimiento del medio. Su vida, donde expone con claridad el valor y el significado de la dedicación, es una lección para todos los tiempos.
Van Gogh es simultáneamente —¡qué pocos son los hombres de los cuales podemos decir esto!— el humilde discípulo, el estudiante, el amante, el hermano de todos los hombres, el crítico, el analista y el hacedor de buenas acciones. Puede que haya sido un obseso o un poseído, pero no era un fanático que trabajaba en la oscuridad. Poseyó, ante todo, esa rara facultad de ser capaz de criticar y juzgar su propia obra. Demostró, en efecto, ser mucho mejor crítico y juez que aquellos cuya ocupación es lamentablemente criticar, juzgar y condenar."
6 comentarios:
Como ya no puede comentar, me hago portavoz de Elisabeth-Huberta Van Gogh y rememorando las impresiones que tenía sobre su hermano:
" Conocía los lugares donde brotaban las flores más raras. Respecto a los pájaros, sabía exactamente dónde anidaba o vivía cada uno y cuando veía a una pareja de alonfras abatirse sobre un campo de centeno, sabía cómo aproximarse al nido sin hacer crujir los tallos de alrededor y sin hacer el menor daño a los pájaros".
Un bicho así no puede ser más que un humilde creador de belleza sublime.
Te haré más comentarios.
El tema tiene para más comentarios.
3020 petòns del teu Weto.
Sin ánimo de peloteo y sin falta de reconocimiento a todas las entradas de este blog:
Ésta es preciosa, como las piedras o metales preciosos.
No he podido remediar colarme de nuevo al releerla después de no sé cuantas lecturas.
Gracias.
3021 besos retoricofluorados.
Estimada Sra:
yo que reconozco los más que pobres y escasos conocimientos de música y pintura que tengo. Por más que me descubra ante el arte en cualquiera de sus facetas, que igual admiro al músico que al letrista, igual al poeta, que al narrador de poesía. Admito que ante sus palabras y manera de plasmar a Van Gog (que hasta ahora no me dignaba a mirar, por que no veía nada, sí!, ignorancia se llama!.
Voy a reconocer que sus palabras parece que me lo hayan puesto delante de los ojos para ver sus colores.
Le ruego me deje ser su pupila, a ver si así paso de curso.
Suya afectísima,
Una que tampoco de pintura sabe, y el prado se lo vío en 1 hora, media dedicada al que plasma el rostro humano como nadie.
Querida Iswar, las palabras que te han impresionado sobre van Gogh, son de Henry Miller, de un libro que escribió a modo de guía literaria, que se llama "Los libros en mi vida". Te va a gustar. Puedes encontrar un rincón de lectura muy interesante en Katarsis blogzine (www.katarsis-net.com.ar/) y si quieres ver a Van Gogh con otros ojos, puedes leer alguna de sus cartas aquí http://www.infomadera.net/images/10164.pdf
En este mariposarium todos somos maestros y aprendices a la vez. Un día aprenderás algo de mi y otro día me enseñarás algo tú. La curiosidad nos mueve, nos mantiene inquietos y como puedes observar, también nos hermana.
Un beso grande.
eso de nos hermana es precioso. Me ha recordado un poema de mi querida Emily dickinson!, ´"Caí por la belleza y había apenas bajado a la tumba cuando otro caido por lo verdadero[...]de tumba a tumba como dos parientes que se encuentran en la noche, así hablamos. Hasta que la hierba, hubo juntado nombres y bocas.
lindas palabras bella
Inma
¿¿¿que te gusta Emily Dickinson???
¡Ay Dios!
Yo llevo toda la vida pensando que los dos tontos más tontos del universo eramos Paul Simon y yo.
El idioma inglés se ganó mis respetos con esta dama...
... y aumentó mi respeto por vosotras las mujeres.
Esta tarde voy a leer de nuevo algunos de los sesenta poemas (en inglés son pura música). Creo que pasaré un buen ratillo.
Gracias por recordarme a la deliciosa Emilia.
Muchos besos.
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